Análisis Arte Terapéutico de la Obra del Artista Arístides Ureña Ramos
Martes 30 de octubre del 2007.
Martes 30 de octubre del 2007.
-GABRIELA ALONSO-
Arístides Ureña, artista de innata magistralidad iconográfica, simbólica, y de tempestuoso espíritu que subyace en las estructuras psíquicas más profundas llevadas a crear elementos espontáneos a partir de lo contemporáneo, eventos sincronizados al interpretar drama social, aflicciones y vida propia del autor. Creciente elaboración arquetípica que de regreso a esas profundidades y cumpliendo sus principios precarios y ritualísticos; se amplían en representaciones universales, y espacios que reinventan lo que es propio, en repertorios estéticos de emergentes cargas y elaboraciones inconscientes que descargan y generan consecuencia potencializadora ante el “efecto espectador”.
Ureña actúa en sus obras como militante y como justo a sus remotos orígenes, tiene su verdad en tierras distantes, en su sátira artística se recrean imágenes, en fuga de tiempos y elementos que reincorporan a la mente mitos y ritos.
Asimismo elabora en la transición de lo profano a lo realista, un templo de expresión a la explosión de exuberante riqueza natural.
Aproximándose a reivindicar dónde se trazan las orillas de sus orígenes.
El valor apreciado de los momentos, trayectoria, historia del tiempo; alude a paisajes exóticos. Animales dibujados en sombras, flagelos en la consciencia límbica que no permiten el olvido del color y tono. Serenidad, crónicas elaboradas para disipar temores y estereotipos que a través de la materialización nos disponen a recrearnos en lo amorfo.
Serpientes que convocan al vuelo de los pájaros y en su temor la sombra, cautivando al tantrismo en especies fluviales y corporales de atemporalidad, perenneidad, en ciclos sexuados y asexuados.
En el significativo ciclo del azul; longitud de onda vibratoria, Arístides genera estabilidad, rituales de curación, serenidad, energía masculina. Cielo y mente en el mismo espacio del silencio subterráneo, raíces libidinosas en crónicas elaboradas para disipar temores y aflicciones elaborados siempre en planos triunfales, ejes y tiempos míticos de lo ausente.
Es fiel Ureña a explorar con el arte plástico de las manos los encuentros profundos de quien está firmemente asentado con los pies. Acompañado del diseño de divinidades lascivas, figuras de hombres, colas, caballo y dramas
satíricos de sucesos vívidos, que conmueven y despiertan interés en el paseo onírico de los elementos de una Grecia trágica que alivia y divierte en relación a los sucesos cotidianos de trayectos de la vida de quien los interpreta, muchos aparecen como miembros de momentos litúrgicos. Ausencia mordaz.
Contemporáneo manejo de la evidencia ancestral. Concepciones políticas e ideas en evolución, construidas en un ethus de los valores del artista. Sueños, visiones, fluidos humanos y navegantes, en los que el ego la sexualidad y el aparato psíquico se comunican, se manifiestan, interpretan y hablan en formatos de continua convergencia y divergencia.
Sus obras siguen un modelo de entendimiento de una condición original y precaria en el arte de la humanidad, raíces que hacen manifestación de lo más congénito con una descarga imaginética colectiva e inconsciente.
Su manejo circular tiene una regresión a la estructura psíquica que enmarca a su potencial curativo que compensa cualquier distorsión.
Ureña parte de espacios de elaborados formatos de silencio, sonoplastia intensa que nos vincula a su obra. Los momentos fundamentales de la vida exigen de silencio, el más profundo de todos los sonidos, todo lo que no tiene nombre se captura con el silencio, después acontece.
Nuestra disposición psicológica en el observador genera una experiencia plástica y sonoplastica de donde el observador sale alterado.
Sentimientos que se educan en la obra con respecto a muchas áreas, etnicidad, política, religión, creencias, sentimientos, temor, sexualidad, normas y prácticas iniciáticas. El hombre formado con su divinidad más cercana al anima y en su isolación la naturaleza misma de las cosas.
Arístides nos plantea con su obra un análisis antropocéntrico, donde la cura esta dentro del ser y su conexión directa con el hombre primitivo y civilizado. Su cuerpo en conexión con lo físico y astral generan una concepción global organísmica, apropiándose el autor de sus propios ciclos.
Leyendas serenas, alegorías de fé, ritos de esperanza, ángeles en vuelo. Es ahí donde Ureña se perpetua.
Arístides es la creación de un estilo, es la manifestación de una técnica que elabora gestos, y a velocidades rápidas se apropia de ciclos y evoca con el remanente en la memoria. Historia de sociedades migrantes y receptoras, de marginados y salomas. Concediendo un equilibrio al holon de sus creaciones, y jugando a recoger imágenes arquetípicas con la certeza absoluta de la herencia.
Virtuosismo en el arte contemporáneo, repetición iconoclasta en un marco de revelación de insights, en una historia natural y primordial.
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