venerdì 11 novembre 2011

2011- Aristides Ureña Ramos ! Un pequeño gran recuerdo!

  Aristides Ureña Ramos

 ARISTIDES UREÑA RAMOS
! Un pequeño gran recuerdo!

Escrito por Sandra Collazos McPherson
Dallas, TX August 26, 2011
Friday, August 26, 2011




Aristides Ureña Ramos, afamado e internacionalmente reconocido artista panameño, ha sabido plasmar en sus obras magistralmente ejecutadas, intricados aspectos del género humano, lo que le ha ganado mucho reconocimiento en el ambiente artístico mundial por lo original de sus creaciones.


Deja caer la hoz el tiempo y va segándolo todo. Vuelan los días al filo certero, le siguen los meses, los años, las memorias, los momentos vividos. Todo, o casi todo, tarde o temprano, se va moliendo inexorablemente en el molino eterno del olvido.

Digo casi todo, porque hay momentos que nunca se olvidan. Se quedan para siempre. Son aquellas memorables circunstancias repletas de significado que nos sacuden por dentro y nos ponen en contacto con lo Grande que habita dentro nuestro, aún sin nosotros saberlo.

Este es uno de esos momentos y quiero compartirlos con ustedes.



Yo tuve la dicha de nacer, crecer y estudiar en Santiago de Veraguas, una pequeña ciudad muy especial y que, por aquel entonces, vibraba llena de contagiosa energía revitalizadora y llena de alegría. Tal era esa energía que hoy en día, no nos queda más remedio que reconocerla como magia de la mejor calidad. Y aunque todos participábamos alegremente de esa aura colectiva, habían unos cuantos privilegiados a los que la magia de Santiago envolvió en un cálido abrazo mucho más apretado que a otros.

Aristides era uno de esos privilegiados.

Dueño de unos ojos pícaros, una sonrisa amplia y generosa, una burbujeante personalidad y una innegable pasión por la vida, dentro de él se agitaban desde temprano, los dioses creadores del genio artístico, los que le guiaban, paso a paso a través del laberinto de la vida y que a veces se dejaban entrever de los que nos encontrábamos cerca de él, en actitudes un poco fuera de lo común, como ocurre siempre con los iluminados por el genio creador.


Transcurría gran parte de nuestra juventud, dentro del claustro materno de la gloriosa Escuela Normal Juan D. Arosemena. Por sus interminables pasillos transitaban nuestras vidas y entre una clase y otra, nos juntábamos en pequeños grupos, para el consabido parloteo y las bromas de último minuto.



Cierto día, un grupito del que Aristides y yo formábamos parte, se congregó casualmente en el amplio pasillo frente a los salones de dibujo, frente a las grandes arcadas. Pronto nos encontramos metidos en medio de chispeantes conversaciones salpicadas de bromas y del relajo consabido y como siempre, Aristides era el que llevaba la batuta. De pronto, para sorpresa de los que nos encontrábamos presente y presa de una euforia que a todos nos sobresaltó un poco, Aristides se inclina un poco hacia adelante y su cuerpo adopta una posición con el torso inclinado hacia abajo y las manos colgando, luego pronuncia el diminutivo de su nombre “Aristi” de forma queda, como un indicativo subconsciente del hombre vencido por las circunstancias. Luego y poco a poco, va levantando el torso a la vez que va elevando el tono de voz y continua pronunciando su nombre: “Aristi”, “Aristi”; así prosigue hasta que, en plena posición erecta y con las manos estrechadas como queriendo tocar el cielo, el nombre “Aristiiiiiiiiii” se precipita de su boca en un triunfal crescendo, que nos deja a todos atónitos por un momento, para luego irrumpir el sonoras carcajadas antes las “locuras” de Aristides.

Aristides simplemente creía en sí mismo y en la grandiosidad de su espíritu y no tenía reparos en darlo a conocer, por medio del gesto y la palabra.

Tengo que admitir que en aquel entonces, yo también creía que eran “locuras” de Aristides.

Lo cierto es que la tal “actuación” de Aristides, que para los demás no dejaba de ser una payasada, dejó su marca en mí, como uno de esos recuerdos imborrables en el que la presencia de esa fuerza, que la mayor parte de las veces es incomprensible para nosotros, se hace presente para enviarnos un mensaje.


El mensaje que el grito de Aristides implicaba era esa constatación profunda de que existía algo grande dentro de él buscando expresarse, de que la posibilidad de llegar a la cima ya existía en su mente; el camino ya estaba trazado, la meta ya se había logrado. Intuitivamente, desde muy joven, ya Aristides conocía su potencial, lo expresaba a todo pulmón y de esa manera construía el camino que lo habría de llevar a ser el gran artista que es hoy, orgullo de todos los santiagueños, primeramente, de todos los panameños y del mundo al que un día él decidió conquistar. Y ese mensaje me llegó como una prueba de que la fé en sí mismo es lo primero, que los sueños que el hombre visualiza en su mente y puede creer y caminar hacia ellos con pasión y determinación, se harán realidad, tarde o temprano, no importa los vientos que soplen ni las espinas del camino.

Yo no sé si hoy en día Aristides sigue gritando a pleno pulmón, a lo mejor en el techo de la Capilla Sixtina, lo que sí sé es que para un artista tan exquisito y completo como él, que ha sabido dar rienda suelta a su creatividad en tan innumerables ramos del mundo de las artes y de forma tan impecable, el cielo es el límite.

Gracias por la lección.
Salud, amigo.
Escrito por Sandra Collazos McPherson

Dallas, TX August 26, 2011

2011- Aristides Ureña Ramos: Un pequeño gran recuerdo!

La Canelo: Aristides Ureña Ramos: Un pequeño gran recuerdo!: Aristides Ureña Ramos, afamado e internacionalmente reconocido artista panameño, ha sabido plasmar en sus obras magistralmente ejecutadas, ...

2011- ARISTIDES UREÑA RAMOS ENTRE COROZOS Y PINCELES

ENTRE COROZOS Y PINCELES NACE
ARISTIDES UREÑA RAMOS COMO ARTISTA


ARISTIDES UREÑA RAMOS aula maxima de la escuela Normal de Santiago.


 de OLGA NELLY TAPIA.
Viernes, 26 de agosto de 2011


 Hace un poco de tiempo, por allá por los finales de los 60, los chicos y chicas de la época, veníamos de escuelas de estructuras pequeñas, aunque fuesen oficiales o públicas, pero daba igual, para los que mirábamos con asombro la majestad de la arquitectura de esa joya del saber, la Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena en Santiago de Veraguas.

La edad de todos nos unía, igual el interés del conocimiento. Allí , donde estaba antes el internado de varones de dicho colegio, se habilitó, para impartir clases al Primer Ciclo Secundario de ese plantel.

El primer día de clases, cuanta cosa, adaptación del ambiente, relaciones humanas, aprender a compartir, a reír, celebrar cada chiste individual o colectivo que se generaba en el transcurso de los años. Las bancas rústicas , pero cómodas, casi, con el tiempo, tomaron nombres, los nuestros, y esos espacios fueron llenos de diversas emociones, en la medida que transcurrían las horas en nuestro aprendizaje.

 Muchas son las personas que recuerdo de ese entonces, grandes amigos hasta hoy,mujeres y hombres, formados con grandes potenciales, que a la fecha se desempeñan con honradez y disciplina en la carrera elegida. A mi lado, veía un chico, agradable, sonriente, soñador, pasaba el tiempo, confeccionando bocetos, dibujaba perfiles, a veces grotescos de los docentes, que para su mirada no eran muy agradables, diríamos caricaturas, que nos hacía reír a todos.

Ese joven es Arístides Ureña Ramos, siempre despistado en lo académico, llegaba los lunes, siempre preguntando sí había exámen de qué y si lo había decía, quién inventó eso. Soñador, siempre con una mirada lejana, pero, no perdía la misma, una visual especial que tienen los artistas o pintores.

La única clase que disfrutaba era la Educación Artística, con el profesor Maldonado Thibault, el cual siempre, nos ponía a dibujar y pintar, un patio limoso, con ropa de vecindarios pobres, todas en una cuerda en busca del sol, obra que duró todo el primer ciclo, y creo la ropa jamás se secó.

Arístides gozaba de ello, escuchando que todos los compañeros y compañeras se quejaban, pues no había avances en las técnicas, pero él, si pudo sacar algo sagrado, un regalo de un cuadro del Maestro. Un día, me dijo, amiga Olga Nelly, hoy hay exámen, le dije sí Arístides, de qué Olga, le dije de matemáticas, Aristides se rascó la cabeza y dijo, Olga Nelly, ese señor del turbante, turba mi inspiración, me nubla la creatividad, lo miré asombrada, y le dije, pues amigo, apenas empezamos con el Baldor famoso.

 Ya más tranquilo, dijo, eso no me interesa mucho, te invito a comer corozos con miel, para olvidar ese trago amargo que me espera. Le dije está bien. El exámen se hizo , y en efecto, Arístides Ureña Ramos, dejó pruebas de que no era ese su camino. La profesora de matemáticas se acercó disgustada y le dijo, usted cuándo va a comportarse en mi asignatura, qué le espera en la vida, no será nadie. Aristides sonriente, dijo, mejor sigo comiendo mi corozo y olvido estas palabras, Olga Nelly, algún día, mis pinturas serán admiradas en el mundo, pero jamás dejaré de ser humilde, recordar de dónde vengo y quiénes fueron mis amigos.


 Hoy día, como amiga, compañera de aulas, me regocijo, de contar aún, con la amistad y el cariño del Maestro oriundo de Veraguas, Panamá, donde ya no son bocetos los que exhibe, sino la excelencia del pincel a gran escala. Gracias por dar a tus amistades, tu pueblo, a Panamá, y América toda, un sitial importante en el Viejo Continente y el mundo entero-

2011- ARISTIDES UREÑA RAMOS -Las Cutarras de Aristides UREÑA RAMOS

 Las Cutarras de Aristides...

 ARISTIDES y sus CUTARRAS-

de Luly Unica
jueves, 10 de noviembre de 2011

Las cutarras de Aristides
hechas con curtido cuero
se pasean por Florencia
cuna del renacimiento.


Un pintor panameño
que viaja con sus cutarras
para no olvidar al campesino
de sus campos y montañas.


Surcando mares y cielos
también llegarán a África
las cutarras de Aristides
hechas en su tierra amada.


El cutarrero que las hizo
quizás ni se imagina
que su arte ha viajado mucho
en los pies de un artista montuno
que jamás olvidará su terruño.


Esas cutarras cansadas
que caminan por el mundo
quiero verlas inmortalizadas
en una escultura o en un lienzo
porque han calzado los pies
de un gran artista panameño.

 De Luly para Aristides, un panameño ilustre
Panamá 10 de noviembre de 2011