
Aristides Ureña Ramos/Panama, Panama
Autor: Monica E. Kupfer
ArtNexus No. 42 - Nov 2002
Aristides Ureña Ramos, pintor panameño residente en Florencia, presentó su más reciente exposición en Panamá bajo el título I Took Panama, citando —en letras minúsculas— la famosa declaración del presidente norteamericano Teddy Roosevelt cuando se involucró en la independencia de Panamá para promover el interés estadounidense por construir el canal interoceánico en la nueva república.



Ese mundo de Ureña está poblado por una surreal combinación de personajes y objetos que le sirven para narrar una historia, de la que simultáneamente se burla. Con su hábil manejo del dibujo, recuerdan el arte clásico, pero también el mundo de las historietas. Con una actitud abiertamente postmoderna y contestataria, Ureña Ramos cita los lenguajes del arte europeo y del arte indígena (como las molas kunas), de la publicidad de las transnacionales (como los logotipos de Del Monte o Chiquita), de la televisión, en fin, del mundo globalizado del cual es ciudadano muy consciente. Además, dentro del juego visual e irónico que caracteriza su trabajo, encontramos citas —como pequeños “homenajes”— al estilo de maestros que lo precedieron no sólo en el arte panameño, sino también en la historia del arte occidental.Por ejemplo, en La muerte de Victoriano Lorenzo (obra en donde Ureña pinta al héroe panameño no en el momento de su fusilamiento, sino después de muerto), el artista cita intencionalmente la manera y los colores usuales del panameño Juan Manuel Cedeño, así como en otras obras imita con respeto a otro coterráneo, el neoclásico pintor Roberto Lewis. Creación de la bandera ofrece otro ejemplo porque la figura de la mujer que cose la bandera panameña es una cita del San Sebastián del Juicio universal de Miguel Ángel.



como en el caso de Cuatro de noviembre de 1903, composición alegórica que hace referencia al día en que se conmemora la bandera panameña.

A pesar de que Ureña Ramos emplea técnicas mixtas sobre lienzo en la mayoría de sus obras recientes, éstas se acercan más al dibujo que a la pintura. El pigmento tiende a ser delgado y de colores intensos. La mayoría de las composiciones están construidas por una gran cantidad de figuras y formas detalladas, dibujadas casi en miniatura, de tal manera que el observador tiene que acercarse a la obra para poder descifrar sus componentes. En algunos casos, las composiciones aparecen tan atiborradas de elementos que las imágenes se vuelven confusas, casi contradiciendo su carácter narrativo.
Esto ocurre en Panama Day, obra en
que el uso casi exclusivo de tinta azul aumenta la desorientación y da a la obra una calidad de boceto. Esta tinta azul, nueva en el trabajo de Ureña, carga una asociación simbólica de valor para el artista (la relaciona con la cerámica Delft que importaron los europeos que vinieron a trabajar en el Canal). Sin embargo, no logra con ella efectos comparables a las composiciones más claras y los colores más expresivos de otros lienzos.Los ricos colores de Ureña los encontramos, por ejemplo, en la obra con que participó en la reciente Bienal de Venecia. Sin entrar aquí en una discusión sobre la lastimosa decisión de presentar el trabajo de varios latinoamericanos en un espacio fuera de Venecia, vale destacar el políptico de este artista panameño, que consistía en una colección de pequeños lienzos que cubrían toda una pared y que enfocaban el tema de la inmigración, que como el encuentro de razas y la globalización, ha sido el eje de varias series creadas por Ureña Ramos.De hecho, Ureña Ramos ha trabajado hace tres décadas en torno a lo que él llama “ciclos pictóricos” que —como bien explica la presentación de Tania Iglesias en el folleto para la exposición en Arteconsult— enfocan temas e intereses como el “mestizaje plástico de elementos culturales precolombinos y afroantillanos”; la incidencia de los medios de comunicación masiva, especialmente la televisión, en el hombre de hoy; la apropiación y reconsideración de elementos “clásicos” del arte occidental; la cultura tropical; y el desarraigo y las adaptaciones que han traído consigo las grandes inmigraciones del final del siglo XX.
Ureña interpreta y emplea todos estos elementos temáticos para provocar al observador y, en una manera poética, para incitar a la reflexión.El proceso conceptual en las obras de Ureña Ramos siempre ha llevado implícita una conexión con sus orígenes. En esta serie reciente de trabajos, él reconsidera la historia de Panamá en obras que, a pesar de sus temas específicos, permiten una interpretación más amplia. Esta involucra aspectos históricos, clásicos, publicitarios, de la cultura caribeña, de la nacionalidad y el desarraigo, que han ocupado la atención de este artista por décadas, y que ahora se reflejan en su interpretación personalísima de la historia patria.

